sábado, 21 de marzo de 2009

Tenía los pies diminutos,
y unos ojos color verde marihuana
a los catorce fue la reina del instituto, del curso que repetí
las del octavo derecha dijeron:“otra que sale rana”,
cuando, en “Crónicas Marcianas”, la vieron haciendo strip-tease.
En sus quimeras de porcelanosa conquistaba a Al Pacino,
los de “el Rayo” no éramos gran cosa para su merced,
si, la chiquita de Mariquita Pérez, tuviera un buen padrino,
los productores, que saben de mujeres le darían un papel.
Pezón de fresa, lengua de caramelo, corazón de bromuro,
supervedette, puta de lujo, modelo, estrella de culebrón,
había futuro, en las pupilas hambrientas de los hombres maduros
enamorarse, un poco más de la cuenta, era una mala inversión.
Debutó de fulana de tal
en un vil melodrama,
con sus veinte minutos de fama retiró a su mamá,
el guión le exigía, cada vez, más escenas de cama,
todavía, por Vallecas la llaman: Barbi Superstar.
La noche antes de la noche de bodas arrojó la toalla
el novio, con un frac pasado de moda, enviudó ante el altar,
mientras, Barbi levitaba en la Harley de un chulo de playa,
que entre el Tarot, Corto Maltés y Bob Marley, le propuso abortar.
Al infierno se va por atajos, jeringas, recetas.
Ayer, hecha un pingajo, me dijo, en el “tigre” de un bar:
“¿Dónde está la canción que me hiciste cuando eras poeta?”
Terminaba tan triste que nunca la pude empezar”.
Por esos labios, que sabian a puchero de pensiones inmundas,
habría matado yo, que cuando muero ya nunca es por amor.
Se masticaba, en los billares, que el Rayo, había bajado a segunda,por la M-30,
derrapaba el caballo de la desilusión.
Debutó de fulana de tal en un vil melodrama,
con sus veinte minutos de fama retiró a su mamá,
el guión le exigía cada vez más escenas de cama
por Vallecas, ya nadie la llama: Barbi Superstar

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