viernes, 17 de abril de 2009

Después de limpiar de escoria la fachada del confort del ciudadano,
apatrullando una calle desconchada por fumanchús y otomanos.
"Pa' luego es tarde, ábrete una temporada", me sopló un ciego vidente.
Y me empadroné en Marbella en una suite de una estrella con mi palillo de dientes,
Vacilando de costao donde corta el bacalao, la jet set del delincuente.
Donde los jeques blanquean los cheques del petrodólar
y marean a don Quijote con un lingote de pepsi cola.
Sin kagebés, en la CIA sobran espías y por consiguientes
James Bond se ve obsoleto,
ningún servicio secreto contrata agentes como Torrente.

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