Una noche buena
1. Llegué a lo de mi mamá. Había unas quince personas, más o menos. Mucha comida, mucha sonrisa falsa, mucha cortesía exagerada. ¿Tomás vino, querida? No, mamá. Estoy a dieta ¿En navidad? Sí, mamá, en Navidad ¿Pero no podés hacer una excepción? No, ya hice excepciones toda mi vida, mamá ¿Pero una copita que te va a hacer? Nadie toma una copita, mamá. ¿Pero esa dieta funciona, cuánto bajaste, a ver…? No sé mamá, no fui el viernes y no me pesé ¿Entonces qué clase de dieta es esa, que no te deja tomar ni vino y no bajás nada?
2. Mi madre, como siempre acaparó la conversación toda la noche: “Porque siempre fue una bruja, desde que se casaron que lo veo dos o tres veces por año. Y es ella, ella, que tiene unos celos que no la dejan vivir, y andá a saber qué piensa, si es loca esa mujer. Es loca, te digo. Y mirá, estoy segura de ella es la que no quiso venir.” … “Me tiene envidia porque ella parece de setenta y yo no. Nadie me da más de cuarenta y ocho” ….”Desde chica, Silvia se quiso casar con Ernesto (mi papá). Pero siempre, eh. Cuando jugábamos a algo en la quinta, Silvia siempre quería ser la esposa de él. Desde los cuatro años, más o menos”.
3. Mi madre se emborrachó y junto con mi abuela (que está senil) empezaron a decir cualquier cosa. La mayoría de sus delirios empezaban con la frase “tu padre” y tenían un alto contenido erótico. Con mi hermana pusimos música para no tener que escuchar sus anécdotas sensuales, pero se esforzó para dejar pasar algunas en las partes instrumentales de la música o entre tema y tema. Cuando creímos que lo peor había pasado se puso a bailar con mi tía canciones de Chayanne y a tocarse el cuerpo como Shakira. Fue un momento complicado y traté de atesorar cada imagen para poder contarsela a mi futuro psicoanalista.
4. Mi abuela me preguntó por qué no tenía novio a las 21.45, 21.47, 22.05, 22.45, 23 en punto y 24 en el medio del brindis. La última vez fue, sin duda, la mejor:
ABUELA
No brindé con tu novio, querida
LG
No tengo novio, abuela.
ABUELA
Ah, claro, vos no tenés, es la otra la que tiene.
5. Mis primos, tíos, madre, hermana, cuñado, abuela, conocidos, amigos recién divorciados de mi madre que no tienen con quien pasar navidad me ofrecieron cada turrón, cada almendra, cada pan dulce, cada garrapiñada, confite, chocolate, higo y hasta una morcilla de chocolate al menos dos veces cada uno. Y a pesar de que en cada ocasión dije que no, no pararon de estirar su manito pecadora hacia mi plato hasta las dos de la mañana, que fue cuando empezaron a comerse la ensalada de frutas mezclada con sidra, se emborracharon y se desplomaron en el sillón.
6. Me regalaron un voucher para hacerme limpieza de cutis y masajes, una cartera, una remera, un collar horrible, unas chatitas espantosas y el libro del horóscopo chino 2008 de ludovica squirru porque según mi prima “este es nuestro año, vas a ver” (Mi prima es soltera. Yo sé que sueno paranoica pero les juro que venía por ese lado).
7. A las 12.35 me dejó un mensaje en el celular Willy Motorola que arrancaba diciendo “Madrina”. Se ve que nadie le avisó que ya no somos familia. Más tarde me llamaron mis amigas, y mientras yo sacudía ese celular de porquería para ver por qué sonaba sólo una vez y pasaba al contestador (¿Ven? Si me casara con el loquito del celular no tendría estos problemas) me dejó un mensaje Matías. Era algo así: “Ehm, hola, soy yo (keywords: soy YO) quería saber qué hacías… Nada, yo acá…. Querías saber qué estabas haciendo. Nada, me aburro… Nada, quería decir feliz navidad o algo… No sé. ¿Llamo de nuevo? ¿Vas a salir? Yo iba a ir a una fiesta, de una gente, pero al final era el 31, no hoy. Tiene lógica…. ¿No? Bueno, me aburro con mi tía…y mi abuela, ehm… Llamame para desearme felices fiestas o algo. O si saliste nos vemos el miércoles. Chau”
8. Como siempre hago todo mal, traté de elegir el camino opuesto. Yo hubiese pensado que me llamaba porque se aburría y no le hubiese devuelto el llamado por nada del mundo. Pero después pensé en que iba a tener que contar acá que no lo llamé y que me iban a silbar de lo lindo.
Me imaginé a Martita27 diciendo “Te dormiste, es obvio que dijo aburrido mil veces para cubrirse por si no lo llamabas”. Y detrás a MachistadeColegiales retrucando: “Estaba embolado y eras su última opción, no te ilusiones al pedo”. Y Pipita, una comentarista naif y romántica: “Yo creo que fue muy dulce, es su forma de decirte que quería hablar con vos”. Y Leticia_en_bcn, que odia a Matías desde el primer día: “Un histético. Ahorrate problemas, yo salí con un tipo así. Son de lo peor”
9. Así que junté coraje y lo llamé desde el escritorio de mi papá y hablé dos horas por teléfono. Hicimos una suerte de juego que se llamó espontáneamente “Ganale a esta”, que era más o menos así. Vos decías “Ganale a esta” y luego contabas una cosa terrible, o grotesca o avergonzante que hubiera hecho su familia.
Por ejemplo: “Ganale a esta: mi abuela, que tiene ochenta y dos años, golpeó la mesa porque no había más vino y mi tío tuvo que ir a comprar unas botellitas de Michel Torino o algo así de feo a un kiosco que vendía petardos clandestinos”. Hicimos como diez cada uno, pero Matías ganó ampliamente con una sobre la tacañería de su mamá. Al parecer, le regalaron un perfume a su madre para Navidad. Entonces, cuando unas sobrinas chiquitas le pidieron que les ponga un poco, en vez de tirarle dos o tres chorritos para dejarlas contentas, les acercó el perfume al cuello e hizo el sonido con la boca “Tssssssssssss. Tsssssssssssssssss” para no desperdiciar perfume caro en las nenas.
10. Hablamos hasta las cuatro de la mañana y cuando cortamos, me dormí inmediatamente sobre el sofá, entre mi tía y mi abuela. Me desperté recién al otro día, vestida y babeada en el cuarto de servicio, con el sonido de un mensaje de texto de Matías en mi celular: “Por favor, no me obligues a pasar el 25 con mi familia”
jueves, 23 de abril de 2009
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